La motivación para desarrollar esta especificación técnica fue la necesidad de evaluar, mediante métodos a escala media y con equipos ampliamente disponibles, las posibles interacciones entre el comportamiento frente al fuego de los componentes del sistema eléctrico (PV) y la cubierta sobre la que están instalados.
Este enfoque difiere de las directrices anteriores, que se basaban en la combinación de resultados obtenidos de ensayos realizados sobre componentes individuales (por ejemplo, módulos fotovoltaicos clasificados como B instalados sobre cubiertas clasificadas como Broof (t2), (t3) o (t4)).